Amenaza de estanflación y nuevo régimen de mercado: invertir en la gran transformación.

Amenaza de estanflación y nuevo régimen de mercado: invertir en la gran transformación.

Conclusiones de las perspectivas anuales de inversión de Amundi

Madrid, 17 de noviembre de 2021 – Amundi, la mayor gestora de activos de Europa, publica hoy sus perspectivas de inversión para 2022.

Las principales conclusiones de las perspectivas de inversión de Amundi para 2022 incluyen:

  • La narrativa del "regreso a la década de los 70" gana terreno. El estancamiento secular es cosa del pasado y los “locos años 20" - una quimera. El crecimiento global volverá a su potencial tras el pico, a medida que se desvanezcan los estímulos cíclicos. La inflación resultará permanente e incierta, impulsada por la escasez de suministros y la escasez generalizada. La desincronización de las tendencias de crecimiento e inflación regresa con fuerza, y la globalización se verá afectada.
  • Los bancos centrales aceptarán ir por detrás de la curva, dada su desatención benigna a la narrativa inflacionista. Tras un primer paso hacia el tapering, cabe esperar más -no menos- acomodación monetaria en medio de la desaceleración del crecimiento y las crecientes necesidades fiscales necesarias para financiar la transición verde y justa.
  • El concepto de Mercados Emergentes como un bloque homogéneo definitivamente ha terminado. La gran división se producirá en tres mundos: 1) países con inflación y bancos centrales que actúan para controlarla; 2) países con Bancos Centrales inactivos (fuera de control); y 3) China. Los inversores deberían favorecer el 1 y 3, donde las divisas también deberían apreciarse frente al dólar estadounidense, soportando el peso de las políticas hiper-keynesianas.

Principales convicciones de Amundi para 2022

En términos de construcción de carteras, el próximo año supondrá mayores retos en comparación con 2021. Los principales elementos a considerar en la construcción de carteras serán: rendimiento, riesgo de liquidez y exposición al crecimiento y riesgo de inflación. En este contexto, los inversores deberían:

Empezar ligeros en términos de exposición al riesgo y recalibrarlo a lo largo del año, con un enfoque en la resiliencia de la cartera a subidas de yields.

  • Los inversores deberían comenzar el año con una asignación cauta y neutral (considerando también las ajustadas valoraciones del mercado) y tratar de aprovechar las oportunidades de valor relativo en todas las regiones y segmentos. En una secuencia de desaceleración del crecimiento seguida de más estímulos, es probable que los inversores tengan una ventana para aumentar la asignación de riesgo nuevamente y aprovechar las oportunidades que brinda la extensión del ciclo.
  • Ser precavidos con la ilusión nominal apuntando a rendimientos reales. Se desafiará el modelo de cartera 60/40. La correlación positiva entre acciones y bonos exige una asignación más dinámica. Serán clave las apuestas de valor relativo y las fuentes adicionales de diversificación que potencialmente pueden mitigar el riesgo de inflación.

Utilizar enfoques sin restricciones en la búsqueda de ingresos reales, ampliando el espectro de clases de activos en un entorno de inflación estructuralmente más alta.

  • Los inversores deben resistir la tentación de ir a duraciones largas después del primer tramo de suida de yields nominales. Los movimientos de curva, las divisas y oportunidades entre regiones surgirán en un mundo de políticas monetarias divergentes. Un enfoque sin restricciones en renta fija seguirá siendo la regla del juego.
  • Para buscar rentas más altas, los inversores deben explorar áreas más allá del segmento tradicional de la renta fija, y considerar los dividendos de la renta variable, activos reales, bonos de mercados emergentes con un enfoque en duración corta y, en general, áreas que ofrezcan yields más altos con riesgo de duración relativamente bajo, como el crédito subordinado y préstamos. El crédito con mayor duración y/o donde los diferenciales sean demasiado ajustados se verán afectados.
  • Es probable que veamos surgir algunas grietas relacionadas con problemas de apalancamiento. Esto desencadenará la primera ronda de gran discriminación entre crédito poco sólido y caro, en riesgo en un momento de condiciones de liquidez más estrictas y tasas de impago tocando fondo, frente a crédito sólido y caro.

Jugar la renta variable con un enfoque en las áreas menos ajustadas (value, mercados emergentes, Europa), menos sensibles a unos tipos más altos.

  • Los tipos reales determinarán el destino de las valoraciones excesivas en renta variable. Eventualmente repuntarán, desafiando las áreas caras en el segmento growth. La selección debe centrarse en los beneficios y el poder de fijación de precios, la calidad y el value, en medio de unos costes más altos y tipos al alza. Esperamos un entorno caracterizado por una elevada dispersión de rendimientos entre acciones, lo que proporciona un escenario atractivo para la selección de valores.
  • Europa también debería verse favorecida gracias a los fondos Next Generation de la UE, centrados en la transición verde.
  • La renta variable de Mercados Emergentes debería recuperar el foco. La exposición a renta variable ha aumentado a máximos en el ciclo, favoreciendo la renta variable de mercados desarrollados. El próximo aumento debería favorecer a los mercados emergentes, donde las asignaciones están muy por debajo del objetivo estratégico y las valoraciones parecen relativamente atractivas.

Añadir exposición temática a factores ESG, que probablemente tendrán un impacto material en el binomio riesgo/rentabilidad.

  • Las cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) deben considerarse complementarias a las métricas clásicas de cartera de riesgo y rendimiento, en particular para las áreas que podrían tener un impacto material en los precios de los activos. Los cambios en las regulaciones y la creciente demanda por parte de instituciones e inversores hacen que algunos factores sean cada vez más relevantes en este sentido.
  • La iniciativa de cero emisiones netas (“net zero”) tendrá un impacto significativo en el mercado, en nuestra opinión. Abordar las desigualdades probablemente será el próximo tema destacado, ya que este es un enfoque importante de los gobiernos durante la fase de recuperación actual. Podrían surgir algunos temas mixtos que combinen aspectos ambientales y sociales, como el impulso a una Transición Justa para abordar el cambio climático de manera equitativa, un foco de preocupación especialmente en el caso de las economías emergentes.

Según Pascal Blanqué, Director de Inversiones de Amundi, “Ha comenzado un nuevo régimen financiero, caracterizado por rasgos estanflacionistas al estilo de los años 70. El fin de la era monetaria ultra acomodaticia, así como el momentum creciente de las políticas dirigidas a la transformación verde y justa, definirán nuevos mandatos para los bancos centrales. Su función de reacción parece incierta y las expectativas de inflación pueden quedar desancladas. Cabe esperar algún reordenamiento de las primas de riesgo, cuando los yields reales y nominales comiencen a aumentar, y un impacto cada vez mayor de los factores ESG en los precios de mercado".

Vincent Mortier, CIO adjunto en Amundi, añadió: “En 2022, el ciclo se extenderá aún más, pero no vislumbramos ya unos mercados frenéticos. En la secuencia de tapering y desaceleración, seguida de más estímulos y reaceleración, los inversores deben ser cautelosos primero y buscar puntos de entrada para complementar su posicionamiento estratégico en renta variable, materias primas y mercados emergentes, en una jugada de ciclo tardío típico"

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Acerca de Amundi

Amundi, gestora de activos líder europea y una de las diez mayores a nivel global[1], ofrece a sus 100 millones de clientes (inversores particulares, institucionales y corporativos) una gama completa de soluciones de ahorro e inversión en gestión activa y pasiva, tanto de activos tradicionales como reales.

Sus seis centros internacionales de inversión[2], sus capacidades de análisis financiero y extra-financiero, y su compromiso a largo plazo con la inversión responsable, hacen de Amundi un actor clave en la industria de la gestión de activos.

Los clientes de Amundi se benefician de la experiencia y el asesoramiento de 5.400 profesionales en 35 países. Amundi, filiale del grupo Crédit Agricole, cotiza en la Bolsa y gestiona actualmente activos por valor de más de 1.900 billones de euros[3].

Amundi, un Socio de Confianza que trabaja cada día en interés de sus clientes y la sociedad.

www.amundi.com    

 

Footnotes

 

  1. Fuente: IPE «Top 500 Asset Managers», publicado en junio de 2022, según activos gestionados a 31/12/2021
  2. Boston, Dublín, Londres, Milán, París y Tokio
  3. Datos de Amundi, incluyendo Lyxor, a 30/06/2022

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